1.
Definición
de aditivo alimentario:
DEFINICIONES
A) Se entiende por aditivo
alimentario cualquier sustancia que como tal no se consume normalmente
como alimento, ni tampoco se usa como ingrediente básico en alimentos, tenga o
no valor nutritivo, y cuya adición intencionada al alimento con fines
tecnológicos (incluidos los organolépticos) en sus fases de fabricación, elaboración,
preparación, tratamiento, envasado, empaquetado, transporte o almacenamiento,
resulte o pueda preverse razonablemente que resulte (directa o indirectamente)
por sí o sus subproductos, en un componente del alimento o un elemento que
afecte a sus características. Esta definición no incluye “contaminantes” o
sustancias añadidas al alimento para mantener o mejorar las cualidades
nutricionales.
Al
convertirse en componentes de los alimentos son, por tanto, ingredientes y, por
ello deben figurar en el etiquetado de los alimentos, bien por su nombre o bien
por su número E. De esta manera, el etiquetado proporciona información al
consumidor que le va a permitir elegir o evitar consumir alimentos que
contengan determinados aditivos. El hecho de que un aditivo tenga un número E
asignado da garantías de que el aditivo ha pasado controles de seguridad y que
ha sido aprobado para su uso en la Unión Europea
La
autorización de uso de un aditivo está sujeta a tres condiciones:
· Se
pueda demostrar una necesidad tecnológica suficiente y cuando el objetivo que
se busca no pueda alcanzarse por otros métodos económica y tecnológicamente
utilizables.
·
No
representen ningún peligro para la salud del consumidor en las dosis
propuestas, en la medida en que sea posible juzgar sobre los datos científicos
de que se dispone.
·
No
induzcan a error al consumidor.
Estos
criterios excluyen en todo caso:
·
Los
coadyuvantes tecnológicos.
·
Las
sustancias empleadas para la protección de plantas y productos vegetales (plaguicidas).
·
Las
sustancias añadidas a los alimento como productos nutritivos (vitaminas, sales minerales
etc.).
·
Los
contaminantes o impurezas que pueden aparecer en los alimento como consecuencias
de su transporte, manipulación, envasado etc.
Aunque en la definición de aditivo
no se incluye el incremento del valor nutritivo del alimento, si que existen
algunos aditivos que a la vez de tener una función tecnológica clara, pueden
también aumentar el valor nutritivo del alimento como ocurre con el ácido
L-ascóbico.
Sin embargo, no confundir nunca
aditivos con sustancias enriquecedoras que se adicionan intencionadamente al
alimento con la finalidad de incrementar el valor nutritivo.
De estas definiciones de aditivo
y de los comentarios posteriores podemos destacar las características
inherentes que tienen los aditivos alimentarios como son:
1) Requisitos de salubridad, lo
que supone una evaluación toxicológica del aditivo.
2) Intencionalidad de su uso, lo que permite conocer o exigir los aspectos
cualitativos y cuantitativos.
3) Necesidades tecnológicas de
utilización, que son la base para justificar su uso.
4) Estar sujeto a limitaciones en
las cantidades en que se pueden usar en ciertos alimentos.
Algunos aditivos, como la sal o
el vinagre, se utilizan desde la prehistoria. Las consideraciones ligadas a la
protección de la salud hacen que los aditivos estén sometidos a un control
legal estricto en todos los países. Los aditivos que más se utilizan son la sal
(cloruro sódico), que no es considerado en general como un aditivo, los mono y
diglicéridos
(emulsionantes), el caramelo
(colorante), el ácido cítrico (secuestrante y acidificante), el ácido acético
(acidificante y conservante), el bicarbonato sódico (para las levaduras
químicas), el ácido fosfórico y el Glutamato sódico (potenciador del sabor).En
los países de la Unión Europea, los aditivos alimentarios autorizados se
designan mediante un número de código, formado por la letra E y un número de
tres o cuatro cifras.
E100-E180
Colorantes
E200-E297
Conservantes
E300-E385
Antioxidantes
E400-E495
Gelificantes, estabilizantes y espesantes
E900-E999
Ceras, gases, edulcorantes y productos para tratamiento de harinas
Superior
E1000 Derivados del almidón
B) Ingestión diaria
admisible es una estimación efectuada por el JECFA de la cantidad de aditivo
alimentario, expresada en relación con el peso corporal, que una persona puede
ingerir diariamente durante toda la vida sin riesgo apreciable para su salud.
C) Ingestión diaria admisible
“no especificada” es una expresión que se aplica a las sustancias
alimentarias de muy baja toxicidad cuya ingestión alimentaria total, derivada
de su uso en las dosis necesarias para conseguir el efecto deseado y de su
concentración admisible anterior en los alimentos, no representa, en opinión
del JECFA, un riesgo para la salud, teniendo en cuenta los datos (químicos,
bioquímicos, toxicológicos y de otro tipo) disponibles.
D) Dosis máxima de uso de un aditivo es la concentración más
alta de éste respecto de la cual la Comisión
del Codex Alimentarius ha determinado que es funcionalmente eficaz en un
alimento o categoría de alimentos y ha acordado que es inocua. Por lo general
se expresa como mg de aditivo por kg de alimento.
2.
Breve
historia de los aditivos:
Desde
hace tiempo se ha incluido aditivos en los alimentos, en los tiempos recientes
con el advenimiento de la ciencia de los
alimentos
durante el siglo XIX y XX, un número E
a un aditivo el o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tiene que evaluar si la
sustancia aditiva es segura para la salud. El sistema de números E se utiliza
además como una manera práctica de etiquetar de forma estándar los aditivos
permitidos en todos los idiomas de la Unión Europea.
Desde
el punto de vista personal del Dr. Howard medico de la universidad de los
ángeles California, los aditivos no se pueden considerar malos ni buenos en sí
mismos. El peligro del peso corporal, que se puede ingerir diariamente, durante
toda la vida, sin que represente un riesgo apreciable para la salud. Algunas
veces los efectos cruzados de los aditivos no son evaluados, lo cual puede
provocar efectos nocivos a largo plazo.
Se ha
relacionado a la industria farmacéutica con la de los aditivos, de tal manera
que podría haber intereses concordantes de ambas industrias que en algunos
casos son las mismas. También se critica que los aditivos se puedan utilizar
con fines espurios, aparentando unas cualidades similares a las de los
productos que no los utilizan, ya que su incorporación se realizaría con el fin
de ahorrar costes. Sirva como ejemplo que añadir un aromatizante a un yogur
permitiría incorporar menos fruta manteniendo la intensidad del sabor. Por otro
lado, el consumidor puede ser responsable de la comercialización de productos
que incorporan ciertos aditivos, como el de los colorantes. Así, una mermelada
de fresa
elaborada según métodos tradicionales es de color marrón Pero la aceptabilidad
de la mermelada de fresa es mucho mayor cuando su color es rojo o rosa vivo,
más propios de la que incorpora colorantes.
Razones por las que históricamente
se ha empleado el uso de aditivos alimentarios
Las razones por las que se emplean
los aditivos en la industria alimentaria son básicamente de tipo económico y
social.
El uso de ciertos aditivos permite
que los alimentos duren más tiempo lo que hace que exista mayor
aprovechamiento de los mismos y por tanto se puedan bajar los precios y que
exista un reparto más homogéneo de los mismos. Por ejemplo, al añadir al tomate
en lata sustancias que permitan disminuir el pH, la duración del mismo se
prolonga en el tiempo, pudiendo ser consumido en épocas donde la producción de
tomate disminuye.
Razones psicológicas y
tecnológicas
Si bien dice el dicho "todo
entra por los ojos", en cuanto a los alimentos, este dicho se cumple.
Cuando un alimento presenta mal aspecto, mal olor o alguna de sus propiedades organolépticas
no se ve con las características que se conoce el producto usualmente, este
producto tiende a rechazarse.
Alimentos como: Procesados de frutas
o verduras, derivados lácteos, pastelería, chocolatería, en general todos,
requieren de un aditivo que o bien mejore su apariencia (color, textura) o
mejore su sabor (mayor sabor a fruta, mayor acidez).
Si por ejemplo, si una mermelada de
fresa no tuviese colorantes, su color sería pardo en lugar de rojo. Además si
no tuviera conservantes, su vida útil sería menor.
Razones nutricionales
y de seguridad
En los alimentos pueden desarrollarse
reacciones químicas que disminuyan el valor nutritivo del alimento e incluso
generen compuestos tóxicos. También pueden proliferar microorganismos
indeseables o letales para el ser humano. Un claro ejemplo es la potencial
presencia de Clostridiumbotulinum en las conservas vegetales, bacteria
responsable de una intoxicación mortal conocida como botulismo.
La adición de sustancias antioxidantes a estas conservas, como las sales de
nitratos y nitritos, dificulta el desarrollo a la bacteria. Ahora bien, aunque
las sales de nitrito son potencialmente tóxicas a determinadas dosis o cuando
el producto se somete a tratamientos tecnológicos posteriores (se acepta que
las sales de nitrito pueden ser precursoras de las nitrosaminas, unas
sustancias cancerígenas que se forman cuando el alimento se somete al asado u
horneado), este riesgo es mucho menor que el riesgo de sufrir botulismo si no
se incorporasen los aditivos antioxidantes.
3.
Como
se identifican y pasos a seguir para evaluar su seguridad:
Cómo se identifican
La Unión Europea
identifica las cuatro grandes familias de aditivos alimentarios con un código
que lleva la letra E y un número asociado.
Para que pueda
adjudicarse un número E, el Comité Científico tiene que evaluar si el aditivo
es seguro. El sistema de números E se utiliza, además, como una manera práctica
de etiquetar los aditivos permitidos en todos los idiomas de la Unión Europea.
ü El código que
identifica a los aditivos que pertenecen a la familia de los colorantes va desde E-100 hasta E-180.
ü El código que
identifica a los aditivos que pertenecen a la familia de los conservantes va desde E-200 hasta E-297.
ü El código que
identifica a los aditivos que pertenecen a la familia de los antioxidantes va desde E-300 hasta E-385.
ü El código que
identifica a los aditivos que pertenecen a la familia de los agentes de textura va desde E-400 hasta E-495.
Cómo se evalúa la seguridad de los aditivos alimentarios en
Europa
Todos los aditivos
alimentarios deben tener un propósito útil demostrado y tienen que someterse a
una valoración científica rigurosa y completa para garantizar su seguridad
antes de que se autorice su uso.
El comité que se
encarga de evaluar la seguridad de los aditivos alimentarios en la Unión
Europea es el Comité Científico para la Alimentación Humana, SCF (Scientific
Committee for Food).
Además, a nivel
internacional, hay un Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios, el
JECFA (Joint Expert Committee on Food Additives), que trabaja bajo los
auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Qué evalúan estos
organismos oficiales
•
Los expertos que trabajan para estos organismos realizan
diferentes pruebas toxicológicas en humanos y en animales.
• A partir del análisis
de los datos obtenidos en estas pruebas, se determina un nivel máximo del aditivo
que se puede consumir sin que tenga efectos tóxicos demostrables para la salud.
• Este contenido se
emplea para determinar la cantidad de “ingesta diaria admisible” (IDA) para
cada aditivo; es decir, la cantidad de un aditivo alimentario que se puede
consumir en la dieta diariamente, durante toda la vida, sin que
represente un riesgo
para la salud.
• La legislación
europea exige que se hagan estudios periódicos de los niveles de ingesta de
diferentes aditivos alimentarios en la población, para responder a cualquier
variación que se presente en los modelos de consumo.
• En caso de que se
detecte un consumo mayor de la IDA para un determinado aditivo, entonces la
Comisión evaluará la necesidad de revisar los niveles de ese aditivo en los
alimentos, o limitaría la gama de alimentos en que se encuentre.
• Gracias al control
riguroso y a los estudios exhaustivos que se realizan, los aditivos
alimentarios se pueden considerar ingredientes seguros de nuestra dieta, que
contribuyen a la rápida evolución del abastecimiento de alimentos en Europa y
en todo el mundo.
4.
Funciones
que pueden desempeñar:
Las principales
funciones de los aditivos alimentarios, de acuerdo con la Directiva
europea 89/107/CEE, la cual se ha transpuesto a la legislación de cada
estado miembro de la UE, son:
1.
Asegurar
la seguridad y la salubridad.
2.
Aumentar
la estabilidad del producto.
4.
Asegurar
o mantener el valor nutritivo del alimento.
5.
Potenciar
la aceptación del consumidor.
6.
Ayudar
a la fabricación, transformación, preparación, transporte y almacenamiento del
alimento.
7.
Dar
homogeneidad al producto.
5.
Los
beneficios que ocasiona el empleo de
aditivos:
Ventajas y desventajas
de los aditivos alimentarios
En gran parte el interés actual por
el procesamiento comercial de los comestibles gira en torno al empleo de los aditivos
alimentarios; en el momento actual más de 35000 sustancias químicas
se agregan durante la fabricación y miles más se incorporan por la contaminación
en las superficies que entran en contacto con los productos, la emigración de
microorganismos debida al envasado y otras fuentes. Muchas de esas sustancias
se encuentran en el cuerpo en cantidades pequeñas o nulas; se han formulado
muchas interrogantes sobre su inocuidad.
Sin embargo, la inocuidad no es fácil de medir simplemente no existe la inocuidad absoluta o el riesgo nulo. Toda actividad humana sea esta cruzar una calle o ingerir un trozo de carne, participar en un deporte o sentarse bajo el vestíbulo encierra un poco de riesgo de sufrir una herida e incluso un riesgo mortal. Realizamos nuestras actividades porque hemos tomado la decisión de que eso es lo que queremos o porque las ventajas de ellas superan con creces sus riesgos. Los organismos reguladores como la FDA se valen de un tipo de semejante de análisis de riesgo-beneficio en los procesos relacionados con la toma de decisiones.
Sin embargo, la inocuidad no es fácil de medir simplemente no existe la inocuidad absoluta o el riesgo nulo. Toda actividad humana sea esta cruzar una calle o ingerir un trozo de carne, participar en un deporte o sentarse bajo el vestíbulo encierra un poco de riesgo de sufrir una herida e incluso un riesgo mortal. Realizamos nuestras actividades porque hemos tomado la decisión de que eso es lo que queremos o porque las ventajas de ellas superan con creces sus riesgos. Los organismos reguladores como la FDA se valen de un tipo de semejante de análisis de riesgo-beneficio en los procesos relacionados con la toma de decisiones.
Beneficios de los
aditivos alimentarios
Estas sustancias cumplen multitud de funciones y sus ventajas de los aditivos en los alimentos incluyen desde garantizar la inocuidad de los comestibles y alargar su vida de anaquel hasta hacerlos más sabrosos. Por ejemplo, el nitrito con que se curan las carnes impide el crecimiento de Clostridiumbotulinum, tipo de bacteria que da origen a una de las toxinas más mortales que se conocen. El crecimiento del hongo del pan es retardado por sustancias químicas denominadas propionatos, mientras que los sorbatos sirven como inhibidores del hogo en el queso.
Los sabores y colores mejoran el
gusto el aspecto de los alimentos, pero la FDA y otras entidades reguladores
deben vigilar constantemente que no se usen para encubrir la calidad inferior
del producto.
6.
Los
posible y seguros perjuicios que puede ocasionar el consumo de aditivos
Consecuencias
de los
aditivos alimentarios
A muchos consumidores les preocupan los riesgos que entraña el empleo de los aditivos alimentarios. Uno de los más inquietantes es el hecho de que algunos aditivos puedan ser carcinógenos (que causan cáncer). Se sospecha que otros son teratogenos (Provocan defectos congénitos o mutagenos) y otros pueden dañar los tejidos o conducir a la esterilidad.
En los animales se realizan diversos tipos de experimentos para evaluar la inocuidad de los aditivos en los alimentos, aunque no todos se aplican en el caso de nuevos aditivos. Así los estudios sobre la toxicidad aguda prueban los efectos ocasionados por la sustancia al ser administrad en un dosis letal, los grados de intoxicación y los efectos que ejerce sobre tejidos y órganos. Los experimentos a largo plazo, en que el aditivo se da a los animales durante 2 años o toda su vida, se requieren para descubrir los carcinógenos. Administrar el aditivo a animales preñados ayuda a precisar sus efectos en la fertilidad y su taretogenicidad. Otras pruebas pueden llevarse a cabo para averiguar cómo se catabolizan las sustancias químicas y también para evaluar su inocuidad.
Algunas controversias de los aditivos
Alergias y aditivos alimentarios
• En ocasiones, se han
asociado algunas reacciones alérgicas con el uso de aditivos alimentarios, como
los colorantes o los edulcorantes. Se ha demostrado que los aditivos alimentarios
muy raramente provocan verdaderas reacciones alérgicas.
• Muy raramente, y en
personas muy sensibles, se han dado casos de asma o dolores de cabeza, pero se
cree que estos síntomas pueden ser debidos a otros ingredientes de la comida y
no a los aditivos alimentarios.
• Aunque los aditivos
alimentarios no plantean ningún problema para la mayoría de las personas, un
reducido número con determinadas alergias puede ser sensible a ciertos aditivos.
Parece que en los casos en los que los aditivos alimentarios tienen un efecto adverso,
simplemente agravan una condición que ya existía más que producirla.
Problemas de comportamiento y aditivos alimentarios
• Investigadores
relacionaron los cambios en la dieta con un aumento del número de niños que
sufrían problemas de comportamiento. La idea de que los aditivos alimentarios,
y los colorantes en particular, pudieran tener alguna relación con la hiperactividad
generó gran interés y bastante controversia. Los estudios científicos no han
demostrado que haya relación alguna entre los aditivos alimentarios, incluidos
los colorantes, y los problemas de comportamiento o la hiperactividad.
7.
Clasificación
de aditivos. De cada una de las clase:
TABLA1. CLASIFICACIÓN
DE PRODUCTOS AJENOS:
I.
Sustancias enriquecedoras del
valor nutritivo:
a)
Vitaminas.
b)
Sales
minerales.
c)
Aminoácidos
esenciales y proteínas.
d)
Ácidos
grasos esenciales.
II.
Productos ocasionales:
Residuos de tratamientos
anteriores
a)
Plaguicidas
y fertilizantes en alimentos y vegetales.
b)
Drogas
para piensos en alimentos animales.
Contaminantes
a)
Microbianos
(bacterias, mohos, levaduras, etc).
b)
Químicos
procedentes de envases e instalaciones industriales (metálicos, plastificantes,
etc).
c)
Impurezas.
d)
Marcadores
o desnaturalizantes (para inutilizar los alimentos para el consumo humano).
III.
Aditivos alimentarios (Ver tablas 2, 3, 4 y 5)
a)
Modifican
caracteres organolépticos.
b)
Estabilizadores
del aspecto y características físicas.
c)
Impiden
alteraciones químicas y biológicas.
d)
Correctores
de los alimentos.
IV.
Coadyuvantes tecnológicos
TABLA
2. MODIFICAN
LOS CARACTERES ORGANOLÉPTICOS:
1. Influyen
sobre el color
1.1.Colorantes.
1.2.Fijadores del color.
1.3.Decolorantes y blanqueadores.
2. Influyen
sobre el sabor
2.1. Potenciadores del sabor.
2.2.Edulcorantes artificiales.
3. Influyen
sobre el sabor y el olor (Decreto 406/1975)
3.1.Principios activos aromáticos naturales.
3.2.Concentrados aromáticos naturales (aceites
esenciales, bálsamos, etc.).
3.3.Sustancias aromatizantes naturales.
3.4.Sustancias aromatizante idéntica a la natural.
3.5.Sustancia aromatizante artificial.
TABLA
3. ESTABILIZADORES
DE LAS CARACTERÍSTICAS FÍSICAS:
1. Estabilizadores
de los sistemas dispersos
1.1.Emulgentes.
1.2.Espesantes.
1.3.Gelificantes.
1.4.Antiespumantes.
1.5.Espumagenos.
2. Estabilizadores
de la textura
2.1.Antiapelmazantes.
2.2.Antiaglutinantes.
2.3.Endurecedores.
2.4.Humectantes.
2.5.Anticristalizantes.
2.6.Ablandadores.
2.7.Diluyentes.
2.8.Excipientes y bases masticatorias.
2.9.Sales fundentes en quesería.
3. Reguladores
del PH
3.1.Acidulantes.
3.2.Alcalanizantes.
TABLA
4. INHIBIDORES DE ALTERACIONES:
1. Inhibidores
de alteraciones químicas
1.1. Antioxidantes.
1.2. Sinérgicos de antioxidantes.
2. Inhibidores
de alteraciones biológicas
2.1 Conservadores:
2.1.1. Naturales.
2.1.2. Artificiciales
Listas positivas de
aditivos
Los
distintos gobiernos han adoptado medidas encaminadas a estudiar qué aditivos deben
estar incluidos en sus clasificaciones y han sido creadas las listas positivas
que están representadas por una relación de aquellos aditivos autorizados para
su uso, tras haber sido estudiado sus necesidades tecnológicas y su posible
acción sobre los consumidores, expresando la cantidad a emplear.
Características
de las listas positivas:
•
Se
incluyen dentro de la norma de calidad de un alimento o dentro de la RTS 9.
•
Son
listas abiertas, lo que significa que en cualquier momento pueden ser
modificadas, eliminando cualquiera de los aditivos que en ellas figuran o
incluyendo algún nuevo aditivo que reúna las condiciones exigidas por la
normativa.
•
Además,
las listas positivas deben reseñar los siguientes datos de los aditivos: el
grupo al que pertenece, nombre genérico o nombre químico, nº de identificación
y código de la CEE, alimentos en los que está permitido su empleo y proporción
en la que está autorizado.
La
OMS recomienda que las listas positivas de aditivos sean revisadas, modificadas
y completadas periódicamente, por lo que este organismo clasifica las listas
positivas en:
•
Listas
A1, incluye aditivos con una evaluación toxicológica suficiente.
•
Listas
A2, incluye aditivos con una evaluación toxicológica incompleta pero suficiente
para recomendar su utilización.
•
Lista
B, aditivos interesantes en el plano tecnológico pero con informes
toxicológicos insuficientes.
•
Lista
C1, aditivos prohibidos por motivos toxicológicos.
•
Lista
C2, aditivos con uso limitado o restringido por motivos toxicológicos.
A
la vista de todo lo anteriormente expuesto queda claro que los aditivos alimentarios
y los coadyuvantes tecnológicos de fabricación son de gran utilidad
tecnológica. Sin embargo, estos productos deben ajustarse a condiciones
estrictas en cuanto a sus niveles de utilización y sus condiciones de empleo.
Es probable que al final, el empleo de los aditivos alimentarios y los coadyuvantes
tecnológicos continúe desarrollándose en la medida en que exista una mejor comprensión
de su inocuidad y de su interés irreemplazable por parte de los consumidores.
Ejemplos de los aditivos
más destacados de cada clase
Colorantes:
El
color es la primera sensación que se percibe de un alimento, y la que determina
el primer juicio sobre su calidad. Es también un factor importante dentro del
conjunto de sensaciones que aporta el alimento, y tiende a veces a modificar
subjetivamente otras sensaciones como el sabor y el olor. Es posible, por
ejemplo, confundir a un panel de catadores
coloreando
productos como los helados con un color que no corresponda con el del aroma utilizado.
Los
alimentos naturales tienen su propio color, por lo que en principio parecería
como ideal su mantenimiento a lo largo del proceso de transformación. Sin
embargo, los consumidores prefieren en determinados alimentos un color
constante, que no varíe entre los diferentes lotes de fabricación de un
producto. La variabilidad natural de las materias primas hace que este color normalizado
solo pueda obtenerse modificándolo de forma artificial.
Por
otra parte, muchas sustancias colorantes naturales de los alimentos son
muy sensibles a los tratamientos utilizados en el procesado (calor, acidez,
luz, conservantes, etc.), destruyéndose, por lo que deben substituirse por
otras más estables. Otros alimentos, como los caramelos, o como los productos
de alta tecnología aparecidos recientemente en el mercado como imitaciones de
mariscos, no tienen ningún color propio, y, para hacerlos más atractivos deben
colorearse artificialmente. El coloreado también contribuye a la identificación
visual del producto por parte del consumidor, y en muchos casos un buen proceso
de coloreado puede condicionar el éxito o fracaso comercial de un producto.
La
práctica de colorear los alimentos tiene una larga tradición, ya que algunos
productos naturales como el azafrán o la cochinilla eran ya conocidos
por las civilizaciones antiguas.
También
data de antiguo el uso incorrecto de substancias colorantes perjudiciales para
la salud, y su denuncia pública. Ya en 1820, F. Accum publicó en Londres un
libro denunciando el uso de compuestos de cobre, plomo y arsénico, muy tóxicos,
para colorear fraudulentamente los alimentos. Actualmente las regulaciones
legales han hecho desaparecer muchos de los colorantes utilizados
anteriormente. Por otra parte, existe una cierta tendencia a utilizar cuando es
posible
colorantes
naturales en lugar de colorantes sintéticos, motivada por la presión de un
sector importante de los consumidores. Analizado objetivamente, el coloreado de
los alimentos es una actividad "cosmética", que no contribuye a
mejorar su conservación o calidad nutritiva, por lo que el nivel de riesgo
aceptable para un beneficio pequeño ha de ser forzosamente muy bajo.
Respecto
a esta clase de aditivos, destacar ciertas transformaciones hepáticas con degradaciones
a nivel de los microsomas (reducciones), el escaso riesgo patológico de carcinogénesis
(sólo la eritrosina muestras actividad mutágena por la molécula de xanteno) y
los problemas de sensibilización por el caroteno, el rojo de betanina y las
clorofilas (alergias a las frutas), siendo la tartrazina el
colorante más estudiado a este respecto por su poder contrastado de
desencadenar reacciones alérgicas.
La
distinción entre natural y artificial, términos muy utilizados en las polémicas
sobre la salubridad de los alimentos, es de dificil aplicación cuando se quiere
hablar con propiedad de los colorantes alimentarios. En sentido estricto, solo
sería natural el color que un alimento tiene por sí mismo. Esto puede
generalizarse a los colorantes presentes de forma espontánea en otros alimentos
y extraíbles de ellos, pero puede hacer confusa la situación de aquellas
substancias
totalmente
idénticas pero obtenidas por síntesis química. También la de colorantes
obtenidos de materiales biológicos no alimentarios, insectos, por ejemplo, y la
de aquellos que pueden bien añadirse o bien formarse espontáneamente al
calentar un alimento, como es el caso del caramelo.
Los
colorantes naturales son considerados en general como inocuos y
consecuentemente las limitaciones específicas en su utilización son menores que
las que afectan a los colorantes artificiales.
Los
colorantes para superficies se utilizan fundamentalmente para el
recubrimiento de grageas y confites, de chicle y de las bolitas y otras piezas
empleadas en la decoración de productos de pastelería, mezclados con azúcar o
con otros aglutinantes como la goma arábiga Algunos de ellos tienen otras
aplicaciones. El carbonato cálcico se utiliza también como antiapelmazante,
mientras que el dióxido de titanio está autorizado en España, aunque prácticamente
no se use, para opacificar ciertos preparados como las sopas deshidratadas. En otros
países se utiliza más ampliamente, en salsas y como trazador para identificar
la proteína de soja cuando ésta se añade a la carne destinada a la elaboración
de hamburguesas u otros derivados cárnicos. Los avances en las técnicas
analíticas hacen que esta última aplicación esté en declive. Todos estos
colorantes son sustancias inorgánicas. Dos de ellos, el dióxido de titanio y
el oro, son extremadamente estables, no absorbiéndose en absoluto en el
intestino.
Los
otros pueden absorberse en mayor o menor grado, pero la minúscula cantidad
utilizada hace que no tengan la menor relevancia para la salud. El hierro es un
elemento indispensable en la dieta, pero que puede resultar tóxico en
cantidades elevadas. El aluminio también puede producir algunos problemas.
Colorantes naturales de uso más frecuentes que están
autorizados en la UE:
Colorantes sintéticos más utilizados que están
autorizados en la UE:
La
principal causa de deterioro de los alimentos es el ataque por diferentes tipos
de microorganismos (bacterias, levaduras y mohos). El problema del deterioro
microbiano de los alimentos tiene implicaciones económicas evidentes, tanto
para los fabricantes (deterioro de materias primas y productos elaborados antes
de su comercialización, pérdida de la imagen de
marca,
etc.) como para distribuidores y consumidores (deterioro de productos después
de su adquisición y antes de su consumo). Se calcula que más del 20% de todos
los alimentos producidos en el mundo se pierden por acción de los
microorganismos. Por otra parte, los alimentos alterados pueden resultar muy
perjudiciales para la salud del consumidor. La toxina botulínica, producida por
una bacteria, Clostridium botulinum, en las conservas mal esterilizadas,
embutidos y en otros productos, es una de las substancias más venenosas que se conocen
(miles de veces más tóxica que el cianuro). Las aflatoxinas, substancias
producidas por el crecimiento de ciertos mohos, son potentes agentes cancerígenos.
Existen pues razones poderosas para evitar la alteración de los alimentos. A
los métodos físicos, como el calentamiento, deshidratación, irradiación o
congelación, pueden asociarse métodos químicos que causen la muerte de los
microrganismos o que al menos eviten su crecimiento.
En
muchos alimentos existen de forma natural substancias con actividad
antimicrobiana.
Muchas
frutas contienen diferentes ácidos orgánicos, como el ácido benzoico o el ácido
cítrico.
La
relativa estabilidad de los yogures comparados con la leche se debe al ácido
láctico producido durante su fermentación. Los ajos, cebollas y muchas especias
contienen potentes agentes antimicrobianos, o precursores que se transforman en
ellos al triturarlos.
Los
organismos oficiales correspondientes, a la hora de autorizar el uso de
determinado aditivo tienen en cuenta que éste sea un auxiliar del procesado
correcto de los alimentos y no un agente para enmascarar unas condiciones de
manipulación sanitaria o tecnológicamente deficientes, ni un sistema para
defraudar al consumidor engañandole respecto a la frescura real de un alimento.
En lista de los conservantes
autorizados, es interesante fijar la atención en tres categorías de los mismos:
ü
Acido sórbico y sorbatos
ü
Anhídrido sulfuroso y sulfitos
ü
Nitritos y nitratos
Acido sórbico y sorbatos:
El
examen de las características toxicológicas de este grupo de aditivos ha
llevado a la siguiente conclusión: es necesario estudiar el proceso de
transformación del ácido sórbico en los alimentos donde se añade, puesto que el
ácido sórbico no disociado puede reaccionar con los ácidos presentes en el
alimento. En concreto, se ha observado con el ácido nitroso y los sulfitos, siendo
necesario estudiar las potencialidades tóxicas de estos productos de adición.
En este sentido, se han realizado estudios sobre sus potencialidades
genotóxicas del sorbato potásico y sódico, detectándose aberraciones
cromosómicas, intercambios de cromátidas hermanas y mutaciones génicas, en
cultivos de células V79 de hámster chino, en especial el sorbato de sodio, lo
que obliga a clasificarlo entre los cancerógenos potenciales y a realizar un
estudio de
cancerogénesis
in vivo de esta molécula.
En
definitiva, el problema de las potencialidades tóxicas, no del aditivo, sino de
sus productos de transformación, en el alimento debe plantearse en este
sentido, es decir, estudiar los efectos potenciales de los productos de
reacción entre el ácido sórbico con los nitritos y/o los sulfitos, que pueden
encontrarse simultáneamente en los alimentos. Existen pruebas de la formación
de compuestos resultantes de la reacción de ácido sórbico con lo nitritos, los
cuales manifiestan acción mutágena.
Se
aconseja como norma prudencial:
ü No utilizar más el sorbato de
sodio, el cual por otro lado, debido a su inestabilidad presenta poco interés
tecnológico.
ü No utilizar simultáneamente, en
un mismo alimento, el ácido sórbico y sulfitos o nitritos como aditivos
alimentarios
Anhídrido sulfuroso y sulfitos:
Las
conclusiones de los estudios americanos son las siguientes:
ü La utilización de sulfitos como
aditivos alimentarios, en las condiciones de dosis y de empleo normales, no
parece presentar riesgos importantes en la mayoría de consumidores, aunque
faltan datos para saber si un aumento del consumo de sulfitos no repercutiría
en la salud del mismo.
ü Para los grupos de individuos
sensibles a los sulfitos (asmáticos) es evidente, o como mínimo probable, que
corren un riesgo de una gravedad no predecible a priori, al consumir sulfitos
en las dosis que en la actualidad se encuentran en los alimentos.
Esta
categoría de aditivos plantean numerosas cuestiones de actualidad a los
toxicólogos de la alimentación:
ü Dificultad en evaluar el consumo
humano medio real de sulfitos, en especial en los grupos de riesgo, debido a su
presentación en los alimentos bajo distintas formas.
ü Falta de datos toxicológicos
relativos a los productos de reacción en los alimentos, que pueden resultar
igual de reactivos que los sulfitos.
ü Dificultad en extrapolar al hombre
los resultados de experimentación animal debido a las diferencias
interespecíficas en el metabolismo de los sulfitos, en concreto, a las distinta
actividad del enzima sulfito oxidasa, encargada de la ruta metabólica normal de
oxidación a sulfatos, de la rata y del hombre (sólo 5-10% de ésta), e incluso,
a la no existencia por defecto congénito de este enzima en el hombre.
ü Existencia de individuos con una
sensibilidad agudizada a los sulfitos y dificultad para interpretar esta
situación dentro de la evaluación toxicológica.
Nitritos y nitratos:
Los
nitratos, particularmente el potásico (salitre), se han utilizado en el curado
de los productos cárnicos desde la época romana. Probablemente su efecto se
producía también con la sal utilizada desde al menos 3.000 años antes, que,
procedente en muchos casos de desiertos salinos, solía estar impurificada con
nitratos. El efecto del curado, en el que participa también lasal y las
especias es conseguir la conservación de la carne evitando su alteración y
mejorando el color. El color de curado se forma por una reacción química entre
el pigmento de la carne, la mioglobina, y el ión nitrito. Cuando se añaden
nitratos, estos se transforman en parte en nitritos por acción de ciertos
microorganismos, siendo el efecto final el mismo se añada un producto u otro.
El
uso de nitratos y nitritos como aditivos presenta incuestionablemente ciertos
riesgos.
El
primero es l de la toxicidad aguda. El nitrito es tóxico (2 g pueden causar la
muerte una persona), al ser capaz de unirse a la hemoglobina de la sangre, de
una forma semejante a como lo hace a la mioglobina de la carne, formándose
metahemoglobina, un compuesto que ya no es capaz de transportar el oxígeno.
Esta intoxicación puede ser mortal, y de hecho se conocen varios casos fatales
por ingestión de embutidos con cantidades muy altas de nitritos, producidas localmente
por un mal mezclado del aditivo con los otros ingredientes durante su
fabricación.
Para
evitar esto, se puede utilizar el nitrito ya mezclado previamente con sal. En
muchos países, esto debe hacerse obligatoriamente y las normativas de la CE
incluyen esta obligatoriedad.
Otro
riesgo del uso de nitratos y nitritos es la formación de nitrosaminas,
substancias que son agentes cancerígenos. Existen dos posibilidades de
formación de nitrosaminas: en el alimento o en el propio organismo. En el
primer caso, el riesgo se limita a aquellos productos que se calientan mucho
durante el cocinado (bacón, por ejemplo) o que son ricos en aminas nitrosables (pescado
y productos fermentados). En el segundo caso se podrían formar nitrosaminas en
las condiciones ambientales del estómago.
La
discusión del uso de nitratos se complica porque estos deben transformarse en
nitritos tanto para su acción como aditivo como para su actuación como tóxico o
como precursor de agentes cancerígenos. Esta transformación se produce por la
acción de microorganismos, ya sea en los alimentos o en el interior del
organismo. En este último caso, solo puede producirse en la boca, ya que en el
intestino, salvo casos patológicos, se absorbe rápidamente sin que haya tiempo
para esta transformación. En la boca, los nitratos pueden proceder del alimento
o aparecer en la saliva, recir culados después de su absorción. Los nitratos no
recirculados (la mayoría) se eliminan rápidamente por la orina.
Se
conocen afortunadamente una serie de técnicas para disminuir el riesgo de
formación de nitrosaminas. En primer lugar, obviamente, reducir la
concentración de nitritos y nitratos siempre que esto sea posible. Debe tenerse
en cuenta que la cantidad de nitritos que llega al consumidor es siempre mucho
menor que la añadida al producto, ya que estos son muy
inestables
y reactivos.
En
segundo lugar, se pueden utilizar otros aditivos que bloqueen el mecanismo
químico de formación de nitrosaminas. Estos aditivos son el ácido ascórbico
(E-330) y sus derivados, y los tocoferoles (E-306 y siguientes), especialmente
eficaces en medios acuosos o grasos, respectivamente. Se utiliza con mucha
frecuencia, y en algunos paises (USA, por ejemplo) el empleo de ácido ascórbico
junto con los nitritos es obligatorio.
No
obstante, debe tenerse en cuenta que la eliminación de los nitritos como
aditivos no los excluye ni mucho menos del organismo. Mientras que usualmente
se ingieren menos de 3 mg/día en los alimentos, se segregan en la saliva del
orden de 12 mg/día, y las bacterias intestinales producen unos 70 mg/día.
Aditivos con actividad conservante más utilizados en la UE.
Ejemplos
de sustancias conservantes que han sido utilizadas como aditivos para fines
fraudulentos y no están autorizadas, por lo tanto no se pueden considerar como
aditivos y su uso es muy peligroso.
Antioxidantes
La
oxidación de las grasas es la forma de deterioro de los alimentos más
importante después de las alteraciones producidas por microorganismos.
La
reacción de oxidación es una reacción en cadena, es decir, que una vez
iniciada, continúa acelerándose hasta la oxidación total de las substancias
sensibles. Con la oxidación, aparecen olores y sabores a rancio, se altera el
color y la textura, y desciende el valor nutritivo al perderse algunas
vitaminas y ácidos grasos poli insaturados. Además, los productos formados en la
oxidación pueden llegar a ser nocivos para la salud.
Las
industrias alimentarias intentan evitar la oxidación de los alimentos mediante diferentes
técnicas, como el envasado al vacío o en recipientes opacos, pero también
utilizando antioxidantes. La mayoría de los productos grasos tienen sus propios
antioxidantes naturales, aunque muchas veces estos se pierden durante el
procesado (refinado de los aceites, por
ejemplo),
pérdida que debe ser compensada. Las grasas vegetales son en general más ricas
en sustancias antioxidantes que las animales. También otros ingredientes, como ciertas
especias (el romero, por ejemplo), pueden aportar antioxidantes a los alimentos
elaborados con ellos.
Por
otra parte, la tendencia a aumentar la insaturación de las grasas de la dieta
como una forma de prevención de las enfermedades coronarias hace más necesario
el uso de antioxidantes, ya que las grasas insaturadas son mucho más sensibles
a los fenómenos de oxidación.
Los
antioxidantes pueden actuar por medio de diferentes mecanismos:
ü Deteniendo la reacción en cadena
de oxidación de las grasas.
ü Eliminando el oxígeno atrapado o
disuelto en el producto, o el presente en el espacio que queda sin llenar en
los envases, el denominado espacio de cabeza.
ü Eliminando las trazas de ciertos
metales, como el cobre o el hierro, que facilitan la oxidación.
Los
que actúan por los dos primeros mecanismos son los antioxidantes propiamente dichos,
mientras que los que actúan de la tercera forma se agrupan en la denominación
legal de "sinérgicos de antioxidantes", o más propiamente, de agentes
quelantes. Los antioxidantes frenan la reacción de oxidación, pero a costa de
destruirse ellos mismos. El resultado es que la utilización de antioxidantes
retrasa la alteración oxidativa del alimento, pero no la evita de una forma
definitiva. Otros aditivos alimentarios (por ejemplo, los sulfitos) tienen una
cierta acción antioxidante, además de la acción primaria para la que específicamente
se utilizan.
En
general son de naturaleza fenólica y destacan los galatos (de propilo, de
octilo y de dodecilo), el butilhidroxianisol (BHA) y el butilhidroxitolueno
(BHT). Estos antioxidantes fenólicos, como mínimo el BHT y el BHA, son
compuestos que causan numerosas reacciones en diversos materiales biológicos,
tales como:
ü
Aumento
de gasto energético con hipertrofia del tiroides, en ratas y cerdos sometidos
adiferentes dosis de BHT.
ü
Hipertrofia
hepática causada por BHT y BHA, según dosis y especie.
ü
Necrosis
de células alveolares del pulmón del ratón por acción de un metabolito del BHT.
ü
Hipoprotrombinemia
de la rata provoca por dosis concretas de BHT.
ü
Reacciones
alérgicas o de hipersensibilización.
ü
Posible
poder promotor del desarrollo de tumores, en presencia de otros compuestos,
aunque los resultados son contradictorios y no es posible llegar a una
conclusión sobre los verdaderos riesgos de los antioxidantes fenólicos.
La
información actualmente disponible ha llevado a los toxicólogos a intentar
reevaluar su inocuidad, pero los resultados no permiten llegar a ninguna
conclusión definitiva. Los efectos considerados inquietantes han sido
detectados en ciertas especies y en otras no, a nivel de ciertos órganos dianas
que varían según la especie. En conclusión, la extrapolación al hombre de datos
de experimentación animal resulta aleatoria, tanto más cuando no se conoce suficientemente
el metabolismo comparado de los antioxidantes fenólicos en el hombre y en las especies
de experimentación. Conocer este metabolismo es básico ya que parece muy
probable que los efectos tóxicos de estos aditivos están relacionados con
determinados metabolitos derivados de estos antioxidantes.
Antioxidantes
más utilizados en la UE.
Sinérgicos
de antioxidantes (secuestrantes de metales o agentes quelantes)
Estas
sustancias sin ser antioxidantes refuerzan la acción antioxidante por un mecanismo
específico, el secuestro de las trazas de metales presentes en el alimento.
Estas trazas (cobre y hierro fundamentalmente) pueden encontrarse en el
alimento de forma natural o incorporarse a él durante el procesado, y tienen
una gran efectividad como aceleradores de las reacciones de oxidación.
Algunos
de estos aditivos tienen también otras funciones, como acidificantes o conservantes,
mientras que también otros aditivos cuya principal función es distinta, tienen
una cierta actividad antioxidante por este mecanismo, por ejemplo, los
fosfatos, el sorbitol, etc.
Sinérgicos
de aditivos admitidos como antioxidantes en la UE.
Gelificantes
Las
sustancias gelificantes son las que se añaden a los productos alimenticios para
provocar la formación de un gel.
Las
substancias capaces de formar geles se han utilizado en la producción de
alimentos elaborados desde hace mucho tiempo. Entre las sustancias capaces de
formar geles está el almidón y la gelatina. La gelatina, obtenida de
subproductos animales, solamente forma geles a temperaturas bajas, por lo que
cuando se desea que el gel se mantenga a temperatura ambiente, o incluso más
elevada, debe recurrirse a otras substancias. El almidón actúa muy bien como espesante
en condiciones normales, pero tiene tendencia a perder líquido cuando el
alimento se congela y se descongela. Algunos derivados del almidón tienen
mejores propiedades que éste, y se utilizan también. Los derivados del almidón
son nutricionalmente semejantes a él, aportando casi las mismas calorías.
Se
utilizan también otras substancias, bastante complejas, obtenidas de vegetales
o microrganismos indigeribles por el organismo humano. Por esta última razón,
al no aportar nutrientes, se utilizan ampliamente en los alimentos bajos en
calorías. Algunos de estos productos no están bien definidos químicamente, al
ser exudados de plantas, pero todos tienen en común el tratarse de cadenas muy
largas formadas por la unión de muchas moléculas de azúcares más o menos
modificados. Tienen propiedades comunes con el componente de la dieta conocido
como "fibra", aumentando el volumen del contenido intestinal y su
velocidad de tránsito.
Ejemplos
de gelificantes, espesantes y estabilizantes autorizados en la UE.
Potenciadores del sabor
Los
potenciadores del sabor son substancias que, a las concentraciones que se
utilizan normalmente en los alimentos, no aportan un sabor propio, sino que
potencian el de los otros componentes presentes. Además influyen también en la
sensación de "cuerpo" en el paladar y en la de viscosidad, aumentando
ambas. Esto es especialmente importante en el caso de sopas y salsas, aunque se
utilizan en muchos más productos.
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El
ácido L-glutámico es un aminoácido, componente estructural de las
proteínas y, por tanto, al formar parte de ellas, se encuentra presente en
todos los seres vivos (un hombre adulto tiene en su cuerpo alrededor de 2 Kg) y
en casi todos los alimentos (la ingestión diaria de ácido glutámico por parte
de una persona con una dieta normal es del orden de los 20 g). En forma libre
se encuentra también en muchos alimentos, aunque en pequeña cantidad, especialmente
en tomates y champiñones. Esta es probablemente una de las razones de que éstos
sean tan útiles como componentes de guarniciones, salsas y sopas. También se
encuentra libre en los peces de la familia de los túnidos, a los que confiere
su peculiar sabor a carne, distinto del de los otros pescados, y en algunos
quesos. Metabólicamente, el ácido L-glutámico es prácticamente
equivalente
en forma libre o combinada, ya que las proteínas se destruyen en el aparato digestivo,
produciendo los aminoácidos individuales, que son los que se absorben. Sin
embargo, solo tiene efecto sobre el sabor en forma libre.
Su
toxicidad es mínima. A partir de experimentos con animales se puede deducir que
la dosis letal para un hombre adulto sería de bastante más de 1 Kg ingerido de
una sola vez.
A
partir de 1968 empezó a hablarse del "síndrome del restaurante
chino", designando por este término una serie de síntomas (hormigueo,
sonmolencia, sensación de calor y opresión en la cara) de los que se acusaba a
la ingestión de cantidades relativamente elevadas de glutamato, muy utilizado
en la cocina oriental. En un estudio de hace 10 años se estimaba que este
fenómeno podía afectar al 1-2% de los adultos, pero sólo a concentraciones en
los alimentos del orden de 30 g/Kg. Además, muchas de las personas que alegan
ser sensibles al glutamato no lo son en realidad, no presentando los síntomas
descritos en pruebas ciegas. No obstante, la mayor sensibilidad del cerebro en
animales jóvenes hace que haya dejado de utilizarse en alimentos infantiles en
muchos países. Tampoco tiene ningún efecto positivo sobre la
inteligencia
o la capacidad de estudio, como dan a entender ocasionalmente algunos comercializadores
de suplementos dietéticos y de alimentos "milagrosos".
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Edulcorantes
Los
edulcorantes no calóricos, artificiales o naturales, son en este momento una de
las áreas más dinámicas dentro del campo de los aditivos alimentarios, por la
gran expansión que está experimentando actualmente el mercado de las bebidas
bajas en calorías.
Para
que un edulcorante natural o artificial sea utilizable por la industria
alimentaria, además de ser inocuo, tiene que cumplir otros requisitos: el sabor
dulce debe percibirse rápidamente, y desaparecer también rápidamente, y tiene
que ser lo más parecido posible al del azúcar común, sin regustos. También
tiene que resistir las condiciones del alimento en el que se va a utilizar, así
como los tratamientos a los que se vaya a someter.
El
uso de edulcorantes artificiales ha sido objeto de múltiples polémicas por lo
que respecta a su seguridad a largo plazo. La forma más adecuada de enfocar
esta polémica es desde la perspectiva del balance riesgo-beneficio. El
consumidor tiene que decidir si asume en algunos casos un riesgo muy remoto
como contrapartida de las ventajas que le reporta el uso de determinados
productos, ventajas que en este caso serían la reducción de las calorías
ingeridas sin renunciar a determinados alimentos o sabores. También deben
tenerse en cuenta los efectos beneficiosos sobre el organismo de la limitación
de la ingesta calórica, especialmente en la prevención de los trastornos
cardiovasculares y de ciertos procesos tumorales. Aunque el efecto preventivo
se produce fundamentalmente con la reducción del contenido de la grasa de la
dieta, también puede contribuir la reducción del contenido energético global, y
en este caso los edulcorantes artificiales serían una cierta ayuda. Por
supuesto, son de gran interés para el mantenimiento de la calidad de vida de
aquellas personas que por razones médicas tienen que controlar su ingestión de
azúcares.
Los
edulcorantes como el ciclamato y la sacarina han recibido especial
atención por parte de científicos e industriales en el estudio de su posible
toxicidad y sus condiciones de empleos.
Algunos
aspectos toxicológicos de estos compuestos son:
ü El ciclamato se relacionó
con la aparición de tumores en ratas alimentadas con una mezcla de ciclamato y
sacarina (10:1)
ü El ciclohexilaminal, metabolito
derivado del ciclamato, se asocia con atrofia testicular y otros efectos en
animales de experimentación
ü La sacarina se relacionó
con incidencia de tumores, aunque su poder cancerígeno es de baja potencia y
está cuestionado por resultados contradictorios
Sustancias
usadas como edulcorantes, dentro de la UE.
Agentes aromáticos
Los
agentes aromáticos se definen como aquellas sustancias que proporcionan olor y sabor
a los productos alimenticios a los que se incorporan.
Se
pueden establecer varias clasificaciones de los aromas según su procedencia,
olor, sabor, etc. Desde el punto de vista de su origen podemos establecer dos
grandes grupos:
ü
Agentes
aromáticos naturales.
ü
Agentes
aromáticos artificiales obtenidos por síntesis.
En
el primer grupo tenemos los directamente obtenidos a partir de productos tales
como frutos, cortezas de frutos, etc., así como los obtenidos por síntesis a
partir de productos naturales.
Por
ejemplo, en la corteza de los cítricos (naranja, limón) existen unos aceites
especiales de alto poder aromático y que se extraen industrialmente en líneas
donde los productos pasan por unas plantas con centenares de pequeñas agujas
que pinchan su corteza, saliendo el aceite esencial en ella contenido y que es
arrastrado por una ducha de agua. Después, por
centrifugaciones
sucesivas, se procede a la separación del aceite esencial del agua.
Los
aromas sintéticos artificiales son muy usados en los alimentos en la
actualidad por varias razones:
ü Tienen un alto poder
aromatizante, bastando unas dosis muy pequeñas para conseguir el efecto deseado.
ü Son más baratos y persistentes
que los aromas naturales.
Como
indica el Código Alimentario, las sustancias naturales y las idénticas a las
naturales pueden emplearse de forma genérica en los alimento, sin más
limitación que la BPF y lo que establezca en cada caso la reglamentación
específica del producto.
En
cuanto a la toxicidad de los agentes aromáticos podemos decir que no hay ningún
peligro con los naturales y en los artificiales dadas las dosis tan bajas con
que se consumen no hay riesgo. Algunos
aromatizantes artificiales tomadas a dosis muy altas pueden tener efecto irritante
y narcóticas. Otros sin producir toxicidad aguda, provocan toxicidad crónica a
largo plazo, siempre que se tomen en dosis muy superiores a las recomendadas. Hay
que tener en cuenta, que las sustancias activas aromáticas se utilizan en los
alimento a proporciones muy bajas (0.1 a 10 ppm en muchos casos).
Como
se utilizan en cantidades muy pequeñas los preparados comerciales vienen diluidos
para que posibilite su dosificación en los alimentos.
Con
el objeto que no se estropeen las soluciones aromáticas comerciales está
permitida la adición de algunos agentes conservantes, como: ácido sórbico y sus
sales sódica y potásica; ácido benzónico y sus sales sódica y potásica;
sulfuros sódico y cálcico; metasulfitos sódico y potásico; ácido propiónico y
sus sales sódica y potásica; anhídrido sulfuroso.
Estabilizantes
Los
estabilizantes son sustancias que impiden el cambio de forma o naturaleza
químicade los productos alimenticios a los que se incorporan, inhibiendo
reacciones o manteniendo el equilibrio químico de los mismos. Dentro de estos
se podría incluir los emulgentes, espesantes, gelificantes, antiespumantes, humectantes,
etc.
Muchas
de estas sustancias tienen funciones múltiples.
Cabe
destacar algunos aspectos en relación a su posible toxicidad, aunque hay que reconocer
que el riesgo de estos aditivos es mínimo mientras se continúe respetando su
límite de utilización. Algunos casos de riesgo toxicológico son:
ü La reactividad de las lecitinas
que podría originar nitrosaciones en presencia de nitrito de sodio,
liberando dimetilnitrosamina (carcinogenéticas).
ü La indesgitibilidad en el tracto
gastrointestinal por el tipo de enlace de las carrageninas y efecto
ulcerógeno a nivel de colon en animales de experimentación, a dosis poco
elevadas.
ü El posible comportamiento de las carrageninas,
en algunos caso, como potenciadores o inhibidores de tumores inducidos
experimentalmente.
ü El papel de los carrageninas como
inmunodepresores sobre los linfocitos con alteración en la producción de
anticuerpos, una hipersensibilidad retardada y una inmunidad antitumoral.
Emulsificantes o emulgentes
Los
productos emulgentes se definen como aquellos que añadidos a los productos alimenticios,
tienen como fin mantener la dispersión uniforme de dos o más fases no
miscibles.
Espesantes
Las
sustancias espesantes son las que se añaden a los alimento para aumentar su viscosidad.
Antiaglutinantes
Los
antiapelmazantes o antiaglutinantes son aquellas sustancias que añadidas a los productos
alimenticios, impiden su aglutinación, floculación, coagulación o pectización.
Por ejemplo en la obtención de plasma a partir de sangre procedente de la
matanza de vacas, cerdos y corderos, se añade un anticoagulante antes de la
separación de la hemoglobina y el plasma y este plasma se utiliza en embutidos.
Antiespumantes
Las
sustancias antiespumantes son aquellas que se utilizan para evitar o controlar
la formación de espuma no deseable en la fabricación de un producto
alimenticio.
En
los procesos de elaboración de alimento es necesario, en muchas ocasiones hacer
mezclas, agitar, etc. y estas dan lugar a la formación de espumas.
Endurecedores
Son
en generales sales que contribuyen a dar consistencia al alimento.
Humectantes
Los
humectantes tienen afinidad por el agua por lo que evitan que los alimentos se resequen.
Un ejemplo seria su aplicación al pan que cuando se pierde humedad se endurece
y se le añade sorbitol y glicerina.
Reguladores
del pH
Los
reguladores del pH (acidulantes, alcalinizantes y neutralizantes) son aquellos
ácidos, bases y sales que se añaden a los productos alimenticios para controlar
su acidez, neutralidad o alcalinidad.
No
presentan toxicidad alguna en general y se utilizan en bebidas refrescantes,
zumos, conservas vegetales, galletas, pan, cerveza etc. en dosis entre 200 y
30000ppm.
Las
hay de tipo inorgánicos (Carbonato sódico, sulfato cálcico etc.) y orgánico
(lactato cálcico, citrato sódico, etc.)
Gasificantes
Son
productos químicos pulverizados que se emplean como sustitutos de lavadura par
la producción de CO2 en la masa que se incorporan. Son muy utilizados en
panaderías.
Sustancias
para el tratamiento de la harina
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Estas
sustancias se utilizan con dos objetivos: Para blanquear la harina, al destruir
los carotenoides presentes, y para mejorar sus propiedades en el amasado de la
harina, al modificar la estructura del gluten. Los fenómenos implicados, oxidaciones
en ambos casos, son semejantes a los que se producen de forma natural cuando se
deja envejecer la harina, por lo que también se le llama a veces
"envejecedores de la harina" o "mejorantes panarios" En
España no está autorizada la utilización de ninguna de estas sustancias en la
fabricación del pan. Los agentes mejorantes autorizados son el ácido ascórbico
(E-300) y distintos tipos de enzimas.
Enzimas
La
utilización empírica de preparaciones enzimáticas en la elaboración de
alimentos es muy antigua. El cuajo, por ejemplo, se utiliza en la elaboración
de quesos desde la prehistoria, mientras que las civilizaciones precolombinas
ya utilizaban el zumo de la papaya. Sin embargo, hasta 1897 no quedó totalmente
demostrado que los efectos asociados a ciertos materiales biológicos, como el
cuajo o las levaduras pudieran individualizarse en una estructura química definida,
llamada enzima, aislable en principio del organismo vivo global. Desde hace
unas décadas se dispone de enzimas relativamente puros y con una gran variedad
de actividades susceptibles de utilizarse en la elaboración de alimentos. Los
progresos que están realizando actualmente la ingeniería genética y la
biotecnología permiten augurar un desarrollo cada vez mayor del uso de los enzimas, al disponer de
un suministro continuo de materiales con la actividad deseada a precios
razonables. Los enzimas son piezas esenciales en el funcionamiento de todos los
organismos vivos, actuando como catalizadores de las reacciones de síntesis y degradación
que tienen lugar en ellos.
La
utilización de enzimas en los alimentos presenta una serie de ventajas, además
de las de índole económica o tecnológica. La gran especificidad de acción que
tienen los enzimas hace que no se produzcan reacciones laterales imprevistas. Asimismo
se puede trabajar en condiciones moderadas, especialmente de temperatura, lo
que evita alteraciones de los componentes más lábiles del alimento. Desde el
punto de vista de la salud, puede considerarse que las acciones enzimáticas
son, en último extremo, naturales. Además los enzimas pueden inactivarse
fácilmente cuando se considere que ya han realizado su misión, quedando
entonces asimilados al resto de las proteínas presentes en el alimento. Para
garantizar la seguridad de su uso deben tenerse en cuenta no obstante algunas
consideraciones: en aquellos enzimas que sean producidos por microorganismos,
estos no deben ser patógenos ni sintetizar a la vez toxinas, antibióticos, etc.
Los microorganismos ideales son aquellos que tienen ya una larga tradición de uso
en los alimentos (levaduras de la industria cervecera, fermentos lácticos,
etc.). Además, tanto los materiales de partida como el procesado y conservación
del producto final deben ser acordes con las prácticas habituales de la industria
alimentaria por lo que respecta a pureza,
ausencia
de contaminantes, higiene, etc. Los enzimas utilizados dependen de la industria
y del tipo de acción que se desee obtener, siendo éste un campo en franca
expansión. A continuación se mencionan solamente algunos ejemplos.
ü Industrias lácteas: El cuajo del estómago de los
rumiantes es un producto clásico en la elaboración de quesos, y su empleo está
ya citado en la Iliada y en la Odisea. Sin embargo, el cuajo se obtuvo como
preparación enzimática relativamente pura solo en 1879. Está formado por la
mezcla de dos enzimas digestivos (quimosina y pepsina) y se obtiene del cuajar
de las terneras jóvenes. Estos enzimas rompen la caseína de la leche y producen
su coagulación. Desde los años sesenta se utilizan también otros enzimas con
una acción semejante obtenidos a partir de microorganismos o de vegetales
Actualmente empieza a ser importante también la lactasa, un enzima que rompe la
lactosa, que es el azúcar de la leche. Muchas personas no pueden digerir este
azúcar, por lo que la leche les causa trastornos intestinales. Ya se
comercializa leche a la que se le ha añadido el enzima para eliminar la
lactosa.
ü En panadería: Se utiliza la lipoxidasa,
simultáneamente como blanqueante de la harina y para mejorar su comportamiento
en el amasado. La forma en la que se añade es usualmente como harina de soja o
de otras leguminosas, que la contienen en abundancia. Para facilitar la acción
de la levadura, se añade amilasa, normalmente en forma de harina de malta, aunque
en algunos países se utilizan enzimas procedentes de mohos ya que la adición de
malta altera algo el color del pan. La utilización de agentes químicos para el
blanqueado de la harina está prohibida en España. A veces se utilizan también
proteasas para romper la estructura del gluten y mejorar la plasticidad de la
masa. Este tratamiento es importante en la fabricación de bizcochos.
ü Cervecería: A principios de este siglo
(1911) se patentó la utilización de la papaína para fragmentar las proteínas
presentes en la cerveza y evitar que ésta se enturbie durante el almacenamiento
o la refrigeración, y este método todavía se sigue utilizando. Este enzima se obtiene
de la papaya. Un enzima semejante, la bromelaína, se obtiene de la piña
tropical. Un proceso fundamental de la fabricación de la cerveza, la rotura del
almidón para formar azúcares
sencillos que luego serán
fermentados por las levaduras, lo realizan las amilasas presentes en la malta,
que pueden añadirse procedentes de fuentes externas, aunque lo usual es lo
contrario, que la actividad propia de la malta permita transformar aun más
almidón del que contiene. Cuando esto es así, las industrias cerveceras añaden
almidón de patata o de arroz para aprovechar al máximo la actividad enzimática.
ü Fabricación de zumos: A veces la pulpa de las frutas
hace que los zumos sean turbios y demasiado viscosos, produciéndose también
ocasionalmente problemas en la extracción y en su eventual concentración. Esto
es debido a la presencia de pectinas, que pueden destruirse por la acción de
enzimas presentes en el propio zumo o bien por enzimas añadidas obtenidas de fuentes
externas. Esta destrucción requiere la actuación de varios enzimas distintos,
uno de los cuales produce metanol, que es tóxico, aunque la cantidad producida
no llegue a ser preocupante para la salud.
ü Fabricación de glucosa y fructosa
a partir del maíz:
Una industria en franca expansión es la obtención de jarabes de glucosa o
fructosa a partir de almidón de maíz. Estos jarabes se utilizan en la
elaboración de bebidas refrescantes, conservas de frutas, repostería, etc. en
lugar del azúcar de caña o de remolacha. La forma antigua de obtener estos
jarabes, por hidrólisis del almidón con un ácido, ha sido prácticamente desplazada
en los últimos 15 años por la hidrólisis enzimática, que permite obtener un
jarabe de glucosa de mucha mayor calidad y a un costo muy competitivo. De
hecho, la CE ha limitado severamente la producción de estos jarabes para evitar
el hundimiento de la industria azucarera clásica. Los enzimas utilizados son
las alfa-amilasas y las amiloglucosidasas. La glucosa formada puede
transformarse luego en fructosa, otro azúcar más dulce, utilizando el enzima
glucosa-isomerasa, usualmente inmovilizado en un soporte sólido.
ü Otras aplicaciones: Los enzimas se utilizan en la
industria alimentaria de muchas otras formas, en aplicaciones menos importantes
que las citadas anteriormente. Por ejemplo, en la fabricación de productos
derivados de huevos, las trazas de glucosa presentes, que podrían oscurecerlos,
se eliminan con la acción combinada de dos enzimas, la glucosa-oxidasa y la catalasa.
Por otra parte, la papaína y bromelaína, enzimas que rompen las proteínas, se
pueden utilizar, fundamentalmente durante el cocinado doméstico, para ablandar
la carne. Algunas enzimas, como la lactoperoxidasa, podrían utilizarse en la
conservación de productos lácteos.Los sabores y colores mejoran el
gusto el aspecto de los alimentos, pero la FDA y otras entidades reguladores
deben vigilar constantemente que no se usen para encubrir la calidad inferior
del producto.
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